3.11.07

CLAVELITOS DE MI CORASÓN

Clavelitos, clavelitos, carai quin col.lapse de clavelitos!
Els tuneros volien els clavelitos de las mocitas de la ciudad mentres recorrien tranquils la Baixada de la Misericòrdia.
La coral de conductors emprenyats cridaven amb mucha vergüenza ni poca que els clavelitos y els cascabeles ja els hi treurien ells a base de fresones coloraos...
Allò era un col.lapse festiu i els conductors han començat a entendre que no valia la pena...
...i tots junts (tuneros, mocitas, conductors i seguidors de l'Sporting) ens hem abraçat i hem decidit que no te creas que ya no te quiero, es que no te los pude traer...

5 comentaris:

Waipu Carolina ha dit...

jaaa,estarian seguro bien contentos!!
Qué caos!

Anònim ha dit...

Teniu raó, aquestes vacances he vist molts tuneros per la ciutat.

Anònim ha dit...

Tuneros = contaminació estètica i acústica = pilotes de sempre o llepaculs.

Anònim ha dit...

capital mundial de la tuna?

Anònim ha dit...

Mensaje para los ignorantes, la tuna tambi�n forma parte de la "Historia de Catalu�a"...

... En el a�o 1.212, bajo el reinado de Alfonso VIII, se fund� en Palencia el primer "Studium generale", precedente de lo que m�s tarde ser�an las Universidades. A estos Estudios Generales y a los que sucesivamente se crearon, acud�an j�venes de toda condici�n entre los que surgieron los SOPISTAS, predecesores de los actuales tunos.

Los sopistas eran estudiantes pobres que con sus m�sicas, simpat�a y picard�as recorr�an figones, conventos, calles y plazas a cambio de un plato de sopa (cosa que les otorg� el nombre) y de unas monedas que les ayudaban a costear sus estudios. Cuando anochec�a y una vez sonaba la campana de queda o recogida, sal�an a rondar los balcones para enamorar a las f�minas que pretend�an. Recib�an el nombre de sopistas porque de ellos se dec�a que viv�an de la sopa boba; siempre iban provistos de cuchara y tenedor de madera, lo que les permit�a comer en cualquier lugar donde se les presentaba la ocasi�n. Estos cubiertos de madera eran distintivo de los sopistas, siendo en la actualidad s�mbolo de todas las Tunas Universitarias.

Era esta la versi�n espa�ola de un fen�meno generalizado en toda Europa durante la Edad Media y que se conoci� con el nombre de Goliardos, los cuales representaban la bohemia universitaria viviendo como juglares y trovadores.

La primera referencia escrita a los sopistas data del a�o 1.300 y apareci� en el "Liber constitutionem" de la Universidad de L�rida, donde se prohib�a las rondas nocturnas de los escolares y se condenaba a los rondadores a la p�rdida de los instrumentos, pues romp�an el silencio y descanso de la ciudad.

En 1.348, Alfonso X "El Sabio", se refiere a los sopistas en "Las Partidas", diciendo: "Esos escholares que troban y ta�en instrumentos para haber mantenencia".

Fu� en el siglo XVI cuando se formaron las tunas tal y como hoy las conocemos. Los sopistas se acogieron a la "Instrucci�n para bachilleres de pupilos" dictada en 1.538, norma que ofrec�a vivienda a los estudiantes que no pod�an costearla. En ellas no pod�an mezclarse estudios diferentes y eran dirigidas por los estudiantes m�s antiguos, a los que se llamaba "bachilleres de pupilos", pues adem�s deb�an apoyar en sus estudios a los bobos o estudiantes nuevos. Estas casas eran, por sus caracter�sticas, habitadas mayoritariamente por sopistas, y nunca fueron ejemplo para el estudio serio, y as� en el libro "La vida del P�caro Guzm�n de Alfarache" encontramos:

" . . . no quer�an ver libro, ni atender a lo que hab�an venido a la Universidad; jam�s se les ca�an las guitarras de las manos, daban mucho entretenimiento, cantaban muy bueno sonetillos y siempre ten�an de nuevos, y los sab�an hacer muy bien y pasar el instrumento".

As� los pupilos que quer�an formar parte de las camadas sopistas, se convert�an en escuderos de estos a cambio de que les instruyeran en su arte, lo cual permit�a a los sopistas llevar una vida similar a la de los estudiantes ricos. Los nuevos que esto decid�an, debido a su inexperiencia, eran el centro de la broma en las correr�as de sus maestros, pero una vez terminado el pupilaje, el nuevo era admitido como uno m�s, y as� en el libro "Historia de la vida del Busc�n" de Quevedo, se hace referencia a estas costumbres que todav�a hoy perduran:

"Viva el compa�ero, y sea admitido en nuestra amistad; goce de las preeminencias de antiguo; pueda tener sarna, andar manchado y padecer el hambre que todos!".

Como muy bien expresa D. Emilio de la Cruz y Aguilar en sus "Chr�nicas de la Tuna", "A pesar del paso y cambio de los tiempos, los tunos siguen siendo viva credencial de la juventud de siempre, los mismos antiguos juglares y trovadores escolares que siguen en el mester, los entra�ables y nocherniegos universitarios que, desde hace muchos siglos, sucedi�ndose a s� mismos, recorren rondando el mundo, cultivan los instrumentos populares y practican un g�nero de m�sica entroncada directamente con las albadas medievales o los cantos escolares pobres, testificando as� este fen�meno cultural �nico . . . "